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Estudios científicos sobre la cúrcuma

Cúrcuma Raíz

La cúrcuma, cuyo nombre científico es curcuma longa, es una planta nativa de la India. De esta planta herbácea perenne se utilizan los rizomas, que son usados como especia. Tiene un agradable sabor, aporta color a las comidas y, además, se le reconocen ciertos beneficios para la salud. Por dichos beneficios, se han realizado estudios científicos al respecto. Veamos algunos de los más destacados.

Actividad antibacteriana de la cúrcuma

En 2014, en la Universidad de Buenos Aires en Argentina, se realizó el Estudio de la actividad antibacteriana del aceite esencial de los rizomas de Curcuma longa L.[1]

En el mismo, se extrajo el aceite esencial que contienen los rizomas de esta planta. Para ello, se usaron diferentes métodos y quedó establecido que lo más eficiente era la hidrodestilación.

El aceite extraído se evaluó frente a cuatro especies de bacterias, demostrando tener propiedades antibacterianas, en especial en referencia a Staphylococcus aureus y Bacillus subtilis, pero también ante Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa.

Se trata de una propiedad muy valorada, la antibacteriana, en especial en la era actual en la que muchas bacterias se vuelven resistentes a los antibióticos.

Propiedades beneficiosas en casos de diabetes tipo 2

El estudio Functional foods in the treatment of type 2 diabetes: olive leaf extract, turmeric and fenugreek, a qualitative review fue presentado en 2011 por el Dr. Mona Boaz, de la Unidad de Investigación y Epidemiología del Centro Médico Wolfson de Holon, Israel[2].

En el citado estudio, se destacan las propiedades antiinflamatorias de la cúrcuma en el tratamiento de la diabetes tipo II. Es precisamente la curcumina, un polifenol de la cúrcuma, el elemento que ejerce una función antiadipogénica. Contribuye a inhibir la síntesis de ácidos grasos y la acumulación de lípidos. Además, la curcumina puede contribuir a revertir la resistencia a la insulina, la hiperglicemia y otros síntomas inflamatorios que se han asociado con enfermedades metabólicas y obesidad.

Por otra parte, se sugiere que la cúrcuma podría tener potencial en tratamientos para personas con diabetes, debido a su capacidad antioxidante y para inhibir la alfa-glucosidasa y la alfa-amilasa.

Propiedades antiinflamatorias (I)

La revisión sistemática Plant Food Supplements with Anti-Inflammatory Properties: A Systematic Review (II), de los autores Chiara Di Lorenzo, Mario Dell’agli, Mihaela Badea, Lorena Dima, Elisa Colombo y Enrico Sangiovanni, fue publicada online en 2013, en el número 53 de la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition[3].

Su objetivo era considerar si seis especies botánicas tienen las propiedades que tradicionalmente se les atribuye, principalmente antiinflamatorias. Tras revisar un total de 47 artículos distintos (entre 579 publicaciones que fueron reduciéndose tras aplicar criterios de exclusión y eliminar duplicados), no se encontraron efectos antiinflamatorios en tres de ellos; por otra parte, se encontró que una de estas especies (Roswellia serrata) ofrecía resultados prometedores y que tanto el harpagofito como la cúrcuma precisaban más investigación al respecto de sus propiedades para tratar enfermedades inflamatorias.

Propiedades antiinflamatorias (II)

En el artículo Biological actions of curcumin on articular chondrocytes, publicado en 2010 por el Instituto de patología de la Universidad de Liège[4], se analiza la acción de un componente de la cúrcuma, la curcumina, en relación con los condrocitos articulares.

La citada curcumina es el principal componente bioquímico de la cúrcuma, aunque presente otros activos, como hemos citado en artículos anteriores. Este estudio señala el interesante papel preventivo de la curcumina en la osteoartritis. Concluye que es necesario realizar estudios clínicos, probablemente algo caros, para mejorar la solubilidad de la curcumina, así como su absorción y biodisponibilidad. Una vez realizados estos estudios, sería posible sacar todo su potencial frente a los antiinflamatorios no esteroideos, por ejemplo, siendo la curcumina más segura que estos.

Tratamiento en úlcera duodenal

El estudio The effects of a traditional drug, turmeric (Curcuma longa), and placebo on the healing of duodenal ulcer fue publicado en 1998 por la Facultad de Química de la Universidad de Hanoi, en Vietman.[5]

Consistió en un estudio conjunto entre Suecia y Vietnam, doble ciego, en dos centros. Se utilizó la dosis diaria que sugiere la farmacopea vietnamita de 6 g diarios de un remedio herbal con cúrcuma, así como un placebo. Los participantes presentaban una úlcera de duodeno verificada por radiografía o endoscopia un máximo de 4 días antes de comenzar el estudio.

Como resultado se obtuvo que la cúrcuma fue superior al placebo en la curación de la úlcera durante 4 semanas y durante 8 semanas. A partir de las 8 semanas el porcentaje de curación era del 27 % para la cúrcuma y de 29 % para el placebo.

Influencia en el cáncer

El artículo Actividad antitumoral de la curcumina asociada a la regulación de mecanismos epigenéticos: implicaciones en la vía Wnt/-catenina fue publicado en 2016 por varios autores del Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín (Colombia).[6]

Este estudio expone que la citada curcumina presenta efectos antiinflamatorios, antioxidantes y anticancerígenos. La razón por la que se afirma que puede ejercer tales efectos es que su actividad está relacionada con la regulación de ciertos mecanismos epigenéticos (entre los cuales algunas vías de señalización, como la vía Wnt/β-catenina), que están relacionados con el desarrollo del cáncer.

Como conclusiones el estudio establece que la cúrcuma presenta cualidades quimiopreventivas y terapéuticas. Sin embargo, se hace hincapié en que son necesarios múltiples estudios más, para poder conocer cómo afecta en los distintos tipos de cáncer, con distintas concentraciones, así como qué efectos tiene el resto de componentes de la cúrcuma, dado que es más habitual que las personas consuman la especia entera que suplementos de curcumina.

Efectos antioxidantes

En 2011 fue publicada en la revista Información Tecnológica, Vol. 23, Nº 2, la Evaluación de la Actividad y el Potencial Antioxidante de Extractos Hidro-Alcohólicos de Cúrcuma (Cúrcuma longa), de los autores Armando Alvis, Guillermo Arrazola y Walter Martínez.[7]

Según esta evaluación, se extrajeron, usando etanol, los compuestos fenólicos del rizoma de la cúrcuma. Una vez hecho esto, se comparó la actividad antioxidante de este componente de la cúrcuma con el del hidrotolueno butilado. Los resultados obtenidos mostraron que, en las mismas condiciones, la actividad antioxidante de ambos fue similar. De este modo, es posible apostar por antioxidantes de origen natural frente a antioxidantes de origen sintético.

Mejora de la enfermedad renal crónica

Existen evidencias de la influencia de la cúrcuma en la mejora de la enfermedad renal crónica, tal y como sugiere el artículo Enfermedad renal crónica y su relación con la ingesta de cúrcuma, catequinas, proantocianidinas y omega-3, de Marion Guerrero Wyss, de la Universidad de San Sebastián de Valdivia, Chile, de 2015.[7]


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